El otoño llegaba a su fin y
el adviento atisbaba el invierno cuando vino
a colmar la alegría del hogar en aquella
madrugada de un nueve de diciembre. Dádiva
primaveral desnuda, desvelo inocente que se
arremolina en un torbellino de pañales
inquietos, a quien el destino acunara con el
canto de la caracola a la que dentro le
canta un mar de mapa con pececillos de
sombra y plata. Sin saberlo, la magia del
mar le había atrapado desde su más tierna
infancia.
Erupción de
primaveras en pie. Volcán de búsqueda de
respuestas silenciadas. Mar de amores
entreverados donde el octosílabo lorquiano
varó en la playa polícroma de su juventud,
sembrada de redes aparejos moralianos y
nasas alonsinas que acunara un fuerte Alisio
del sur y donde La Muerte puso huevos en la
herida. Esta visión metafórica de la muerte,
definía su posición social y su compromiso
desde el arte en defensa de las libertades y
de aquel Lorca cuya obra, aún después de
muerto, continuaba amordazada por la
sinrazón.
Hace un tiempo
me
sorprendí,
porque aún tengo
la suerte de
sorprenderme
ante tantas
cosas, al
observar en una
revista
especializada en
ópera, que en la
sección dedicada
a intérpretes
legendarios la
protagonista
eras tú. Que
Joaquín Martín
de Sagarminaga,
autor del
artículo, te
califique de
mezzosoprano
temperamental y
algo bohemia no
me extrañó, pues
sé que esa es la
definición que
hacías de ti
misma cuando en
ocasiones
hablábamos de tu
vida.
Viviste la
época en que el negocio discográfico
apostaba sobre seguro, condenando al olvido
a tantas y tantas voces que dejaron su piel
en los escenarios. Pero ya ves que siempre
existe un momento para la justicia, aunque
sólo sea poética, y las palabras de Joaquín
Martín corroboraron el arte y la presencia
de una voz grave, la tuya, en el contexto
del bel canto español en el siglo pasado,
apostillando que “no conviene olvidar el
nombre de la isleña Lucy Cabrera, cuya
actividad más importante se sitúa hacia la
mitad del mismo”.
VÍDEO DEL
ACTO DE DENOMINACIÓN DEL IES AGAETE PEPE DÁMASO
Lorenzo
Godoy
Lorenzo
Godoy in Memoriam
Entonces
Chapín, en la carretera que serpentea el
Valle de Agaete, era una finca de cultivos
tropicales en explotación con una casa junto
al cafetal, que tenía por vigía una palmera.
Contaba el
año pasado por estas fechas lo que significó
la figura de Lorenzo Godoy para la danza en
Gran Canaria durante las décadas de los
setenta y ochenta del siglo anterior. Decía
entonces que quién mejor que Agaete, el
pueblo que le vio nacer, para reivindicarle
en este veinte aniversario de su muerte,
desde la sociedad civil en la que todavía
creo como promotora de iniciativas y
proyectos.
Cuando
se cumple el veinticinco aniversario de
la muerte del bailarín de Agaete Lorenzo
Godoy, no puedo por menos que
reflexionar sobre el destino de su
patrimonio y el ambiente dancístico que
se vivió en Gran Canaria en las décadas
de los setenta y ochenta del siglo
pasado, en el que Lorenzo tuvo mucho que
ver.
De tiempo
inmemorial, en
las ubérrimas
tierras que
dominan el gran
Antigafo, en el
solar del puerto
y valle de
Agaete, se
enraizó la
familia de
Armas. Rica
simiente que
darían generosos
frutos de alta
calidad a lo
largo de los
siglos. Entre
ellos espiguemos
los generados
por el
matrimonio de
Francisco de
Armas Merino y
María Dolores
Medina Ramos.
Francisco de Armas Merino, ya de por sí, une
en su persona las pautas que continuarán sus
hijos. Era Francisco de Armas (1872-1955),
rico hombre de tierras y ganados, en todos
aquellos feraces campos. Hombre culto, que
se había preparado en el colegio de San
Agustín de la capital Gran Canaria, y
sensible. Tiene, Francisco de Armas en su
gran haber del mantenimiento, mejora y
protección de una de las realizaciones más
interesantes que se efectúan en Agaete: El
Huerto de Las Flores. ¡Bendito Jardín!
plantado con el mismo amor y pasión con que
los Medici dedicaran a su Cafaggiolo o a su
Boboli.
De esta hermosa propiedad se tienen noticias
escritas desde 1833, bien con este nombre o
con otros, en tiempo del abuelo de Francisco
de Armas Merino. Y esta fue la única
posesión de la que se ocupó directamente y a
la que se hermano Juan aportaba semillas y
ejemplares de los países que visitaba.
Don Cristóbal García del
Rosario, en la introducción de Flores del
Faneque indica: “del inmenso
compromiso espiritual que él mismo se ha
exigido con su Agaete natal, clave y
referente principal de la mayor parte de su
vida, salvando las estancias en el viejo
caserón de Vegueta, que fue primero colegio
de los Jesuitas y después Seminario
Conciliar entre 1777 y 1959, donde vivió
entre 1942 y 1949 y, posteriormente, su
feliz travesía Lagunera, en cuyo Colegio
Mayor San Agustín complementaba los estudios
de la Facultad de Derecho durante el periodo
1952-1957.
Los
estudios de Latín, Humanidades y Filosofía
en el Seminario, en un ambiente austero,
dentro del contexto de la postguerra civil y
confrontación internacional, son la válvula
de escape a tanta tragedia y fracaso de las
políticas aplicadas por aquellos años,
incapaces de evitar la barbarie de millones
de vidas sacrificadas.
Fue don José Sánchez y
Sánchez una de las figuras relevante de la
historiografía grancanaria de la segunda
mitad del siglo XIX y principios de la
centuria siguiente, y testigo cualificado
del cambio que experimentó este pueblo en
ese tiempo, que le dio categoría y
proyección exterior, principalmente debido
al impulso dado a las infraestructuras
básicas. Como al auge experimentado en la
ensenada de Las Nieves con la construcción
de su puerto y posterior ampliación, que
tanto contribuyeron al aumento de la
actividad comercial y al apogeo y tránsito
de correillos y buques que favorecieron al
despegue del caserío como entidad
poblacional y al incremento de naves y
almacenes de uso portuario. También fue
testigo de la reactivación de la industria
azucarera, de la producción harinera, del
esplendor que trajo los plantíos de nopal y
lustración de la cochinilla, así como de la
aclimatación de los nuevos cultivos de
exportación.
Además,
presenció la llegada del último tramo de la
carretera de Las Palmas de Gran Canaria a
este paraje y al impulso dado a los caminos
reales hacia los caseríos más alejados y
comunidades limítrofes.
Conferencia sobre la figura de míster David
John Leacock, empresario agrícola que
desarrolla su actividad, preferentemente en
la comarca noroeste de la isla de Gran
Canaria, concretamente en los municipios de
Gáldar, Guía, Agaete y Moya. Su fortaleza
empresarial se traduce en la modernización
del sector primario, la comercialización de
la producción en los mercados
internacionales, siendo un rasgo destacado
la proximidad con sus trabajadores fruto de
su ideología socialista, que lo conduce, por
ejemplo, al pago de la Seguridad Social –sin
ser obligatoria-, a la instauración de un
consultorio médico en la zona de El Agujero
-Gáldar-, o a favorecer la construcción de
viviendas y la distribución de parte de la
cosecha entre sus trabajadores, así como a
la dotación de una importante partida
económica destinada a la acción social en
favor de los más desfavorecidos. Estas
inquietudes sociales le hacen víctima de la
acción represora de la dictadura franquista,
obligándole al exilio, para regresar con más
ímpetu, concluyendo su vida con el epílogo
de dejar sus explotaciones en manos de los
trabajadores más destacados en régimen de
proindiviso.
Encuentro de
Poetas 26 de Agosto de 2017
Homenaje a
Sebastián Sosa Barroso
Don Antonio de
Armas Jiménez (1820 - 1895)
Hijo Ilustre de
Agaete y figura relevante de Gran Canaria
Antonio J.
Cruz y Saavedra
Antonio de Armas Jiménez fue un personaje
singular de su tiempo, una de las figuras
relevantes de Gran Canaria y uno de los
hijos ilustres del Agaete
del siglo XIX.
Protagonista de su época, monárquico hasta
la médula y miembro entusiasta del partido
Leonista, contribuyó de manera
notable al desarrollo de su localidad
gracias a la particular manera de entender
la política durante La Restauración,
contribuyendo a la estabilidad de la
monarquía y a aupar a su familia en los
centros de poder. Conocedor de los ambientes
de la capital y de sus instituciones, fue
miembro de entidades culturales en los que
participó tanto de manera activa como
económicamente. Militar de profesión,
terrateniente y empresario, mayordomo y
patrono, Alcalde y emprendedor visionario
son de las tantas ocupaciones que ejerció
durante su agitada y convulsa vida, además
de testigo y protagonista de episodios
significativos de esta Isla, como la
Revolución del 68. Un cacique al uso,
amigo de sus amigos
y enemigo sin cuartel contra aquellos que
intentaron desautorizarlo y desprestigiarlo.